Abstract
La salud y la competitividad parecen ser conceptos distantes y no relacionados, pero en realidad el primero impacta directamente el incremento del segundo, por lo que la calidad de vida de la población en cuanto a salud se refiere, se convierte en uno de los elementos que le permite (al capital humano) aumentar su productividad en el hogar, en el trabajo y en su comunidad y ampliando, además, sus expectativas de vida; lo que le permite hacer mayores aportes a la sociedad.