Abstract
A pesar de su incuestionable estabilidad y solidez, el Centro Bancario Panameño (CBP) requiere una revisión de sus políticas y estrategias. En efecto, el CBP ha venido perdiendo competitividad como centro internacional y regional. El modelo de negocios en el que se ha basado parece por sí mismo insuficiente para sostener su competitividad a largo plazo.